lunes, 16 de septiembre de 2013

¡Y EL MUNDO CONSPIRA!


Rendida llegué luego de un pesado día
exhausta de trabajo y desamor
las diez campanas de mi peor humor
tocaban cuando llegó esta poesía.

Mi pequeña llegó a mi con una flor
y me dijo: “ten mami esta orquídea
para que su alma dulce y su blancura nívea
te digan cuanto te extraña mi amor”.

Y la dulzura de esta orquídea inocente
recuerdos trajo de tu pluma mística
que despojada de total casuística
me dedicó una noche una flor diferente.

Hecha de letras, de sangre y de tinta
de recuerdos, de vino, de rocío celeste
quizá no tan dulce y hasta indecente
no por eso menos bella, mi orquídea distinta.

Y me hallé preguntándome con lascivia
que es lo que a la muerte le gusta?
que es aquello que mi alma tanto busca?
y que es lo que quiere de mi la vida?

Y del este me llegó una vestisca
que me trajo el recuerdo de tu nombre
descubriendo en mi pecho tu marca de hombre
tatuado en mi piel de profana odalisca.

Me trajo los besos que nunca me diste
gloriosos, húmedos y tibios
y no por tenerlos sintió mi alma alivio
se aminoró mi carga o me sentí menos triste.

Me hallé arrullando un imposible
mecida en los piélagos de un ginebra
embebiendo de mi pelo cada hebra
entendiendo que entender de nada sirve.

Cayeron las once en el album de mis ligerezas
y me sorprendieron recitando tus versos
pactando con Lucifer el minuto de tu regreso
planeando reencuentros entre árboles de cerezas.

Examiné de mi entorno cada fisura
cada detalle de las paredes de mi cuarto
mismas pinturas, con diferente marco
tu en muchas y en todas ausente tu figura.

La medianoche me gritó de pronto
¡Eres agena flor mundana!
¡Deja tus argucias de mujer liviana
y vuelve al lecho con el propio!

Como se desvanece el lirio en un río de verano
recosté mi aureola en sus aguas mansas
y recordé de pronto como con ansiedad tanta
me veía sacrificada en tu templo pagano.

Y vino a mi la voz que no escuché
la profundidad de tu nunca vista mirada
la soledad del alma aprisionada
que se esfumó cuando hablamos por primera vez…

No lances un olvido al viento,
pues entre ambos el término no existe
siempre serás el recuerdo que se resiste
a escaparse entre los finos hilos del tiempo.

Intentas ahora venderme como mentira
aquel amor verdadero aunque furtivo
te dedico los últimos versos que te escribo
mientras a mi alrededor el mundo… conspira…

MÓNICA

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